dimarts, 3 de febrer del 2015

El piano







El piano és un instrument musical classificat com a instrument de teclat de corda percudida.


El músic que toca el piano és el pianista.


El piano està compost per una caixa de ressonància i un teclat de 88 tecles, aproximadament unes 7 octaves, encara que pot variar segons models i èpoques.

Les tecles accionen un mecanisme de martellets folrats de feltre que colpegen les cordes d'acer, fent que aquestes emetin un so. Les vibracions es transmeten a través dels ponts a la taula harmònica, que els amplifica. Està format per un arpa cromàtica de cordes múltiples, accionada per un mecanisme de percussió indirecta, a la qual se li han afegit apagadorss. També hi ha uns pedals que serveixen per a modificar el so.

Un piano modern té tres pedals. A principis del segle XIX, els pianos tenien tan sols el pedal de ressonància i el pedal una corda. Però en èpoques anteriors es va experimentar molt, amb registres de llaüt, fagot i altres efectes fins i tot més extravagants, no sent rar trobar pianos antics amb més de quatre pedals. Beethoven va posseir un piano Érard amb 4 pedals, un d'ells partit, el que feia un total de 5. En un piano de cua modern els tres pedals s'anomenen respectivament unicordi, tonal i de ressonància.


  • El pedal unicordi es troba a l'esquerra i desplaça els martellets cap a un costat, de manera que, segons l'ajustament que se li doni, els martellets colpegen sobre dues de les tres cordes i en la zona del feltre on habitualment no ho fan.
  • El pedal tonal central (també anomenat "pedal de sostenuto", l'italià "sostingut") (que també es troba en alguns models verticals de Yamaha), serveix per crear l'efecte anomenat nota pedal, que consisteix en mantenir durant un temps determinat la mateixa nota o acord; a diferència del pedal de ressonància, la nota pedal no es veu alterada per les quals es toquin després.
  • El pedal de ressonància en ser trepitjat allibera els apagats de les cordes, el que permet que la nota segueixi sonant encara que s'hagi deixat de prémer la tecla, afegint a més una gran quantitat d'harmònics d'altres cordes que vibren per simpatia, augmentant d'aquesta manera el volum sonor i, si escau barrejant notes, acords i harmonies diverses. Usat amb destresa, també permet petits efectes subtils d'expressió, cantabile, fraseig o accentuació.


La digestión comienza en la boca

Dues noies menjant


Desde que pensamos en comida, nuestro organismo comienza a prepararse para la digestión. Su visión y, sobre todo, sus olores estimulan los sensores adecuados del cerebro que, a su vez, envía al sistema digestivo señales que desencadenan la producción de saliva.


El proceso previo a la digestión hace que sea de vital importancia dar a la comida su justo lugar en el día: un momento sagrado, de placer, que permita anticiparse al sabor de cada bocado, degustar con tranquilidad y masticar con calma los alimentos que luego hemos de digerir.


En estado de alerta o en situación de estrés, así como en la presencia de casi todas las emociones intensas, el sistema nervioso simpático se excita, mientras que el sistema parasimpático, que es el responsable de las funciones involuntarias del proceso digestivo, sobre todo a nivel gastrointestinal, se deprime. El resultado, entre otras cosas, es que disminuyen los movimientos gastrointestinales y, por lo tanto, sedificulta la digestión. En el día a día necesitamos alcanzar un estado de relajación antes de comer, que nos permita tener la compleja máquina que es nuestro cuerpo a punto para una exitosa y provechosa digestión. Y así llega la segunda gran lección de este manual: Evite a toda costa comer apresuradamente o de forma distraída frente al televisor o, peor aún pero no poco frecuente en nuestros días, frente al ordenador.

¿Nunca ha perdido hasta las ganas de comer por una gran emoción? Frente a una estimulación excesiva al sistema simpático (ya sea por un profundo regocijo o por una depresión, por el estrés diario o por el impacto de una imagen en la TV) podemos perder el apetito por completo, olvidar la hora de comer, sufrir una indigestión o, simplemente, digerir de forma más lenta de lo habitual, con la sensación de pesadez que eso significa. Ah, le advertimos desde ya: no crea que por saltarse una comida va a perder peso. Para perder peso lo primero que hace falta es adquirir hábitos buenos y sanos, y la regularidad es uno de ellos.

Nos alimentamos de aquello que digerimos



Así como la alimentación es el proceso por medio del cual ingerimos determinados productos, la nutrición es el proceso que nos permite aprovechar los nutrientes contenidos en estos alimentos. Aunque están muy relacionados, no son sinónimos y, algunas veces, no nos alimentamos con productos que nos nutran de la mejor manera.


La nutrición es la acción por medio de la cual extraemos, transformamos y utilizamos nutrientes de los alimentos que ingerimos. Se trata de un proceso autónomo en el que no podemos influir de directamente pero sí de forma indirecta, pues la alimentación sí es o debería ser un proceso consciente.


Para perder peso es muy importante que la alimentación se base en alimentos altamente nutritivos y seamos capaces podamos digerir con eficiencia, pues no todos los alimentos que comemos son capaces de nutrirnos de igual forma. Por ejemplo, aquellos alimentos que nos resultan indigestos y que llegan al intestino grueso parcialmente digeridos, acabarán pudriéndose y no pueden ser aprovechados correctamente. Generalmente los alimentos naturales no resultan indigestos por sí mismos salvo que sean ingeridos en grandes cantidades, pero efectivamente hay personas que no toleran ciertos productos y es importante que sean capaces de identificarlos y eliminarlos de su dieta. La mejor forma de hacerlo es suprimiendo temporalmente los alimentos sospechosos: dejar de comerlos y, si pasadas dos o tres semanas se consigue mejorar las digestiones, hacer la prueba de reincorporarlos uno a uno para comprobar cuál era el que ocasionaba el problema.


Una dieta adecuada a nuestra capacidad digestiva, balanceada y equilibrada es una garantía de salud y, por lo tanto, de un peso y unos índices de grasa corporal adecuados. En cambio, cuando los problemas digestivos se prolongan, se deteriora la flora intestinal de tal manera que el intestino se hace hiperpermeable; es decir, permite el paso a la sangre de sustancias tóxicas que deberán ser procesadas en el hígado. A la larga el hígado sufre de este exceso de carga y comienza a perder eficiencia. Poco a poco comenzamos a intoxicarnos. Este mecanismo puede ser un agravante del sobrepeso, pues el cuerpo no es capaz de deshacerse de aquello que no necesita.


La llamada comida basura, ya sean hamburguesas de un fast food de mala calidad o platos preparados industrialmente, cargados de conservantes, colorantes, espesantes y aditivos de toda clase, además de harinas y azúcares refinados, así como grasas y aceites de mala calidad, atentan continuamente con el equilibrio físico que buscamos pues resultan mucho menos nutritivos que los alimentos naturales cocinados con técnicas tradicionales. El primer cambio que le propone este libro es que desde ya elimine de su menú diario la comida basura y que, si sus digestiones no son eficientes, intente identificar la causa del problema y solucionarla.